Es evidente que la práctica de actividad física supone un beneficio para cualquier persona. Esto es aplicable también a las personas que se encuentran en la tercera edad. A medida que vamos cumpliendo años, vemos cómo cualidades tales como la fuerza, el equilibrio, la flexibilidad o la resistencia, van disminuyendo.
Estas condiciones se pueden, preservar, mejorar muy especialmente con la práctica de Pilates, a través de un envejecimiento activo. Este método consiste en una gimnasia adaptada de bajo impacto y moderada intensidad, rasgos que la convierten en un ejercicio muy apropiado en el acondicionamiento físico en los adultos mayores.
El propio Joseph Pilates practicó su método hasta los 80 años. Una de sus frases más célebres dice: “Eres tan joven o tan viejo como te sientes. Si tu espalda es rígida con 30 años, entonces eres viejo. Si consigues que sea móvil y flexible a los 60, te seguirás manteniendo joven”.
Entre sus beneficios los ejercicios resultan imprescindibles para prevenir problemas como la incontinencia urinaria. Asimismo, mejora la coordinación y equilibrio, re-equilibra la musculatura y nos ayuda a movernos con menos esfuerzo en la vida cotidiana, gracias a un incremento notable en la flexibilidad y en la coordinación.
Esto se encuentra relacionado con la estabilidad de la persona y con la prevención de las caídas, muy peligrosas cuando se sufre de osteoporosis y patologías similares. Mejora la postura y alineación del cuerpo. A las pocas sesiones, se gana una sensación interna de conciencia corporal y de autoestima en el sistema variado de ejercicios. Por otro lado se reduce el riesgo de fracturas óseas, por lo tanto la persona incrementa su calidad de vida.
Favorece la perdida de grasa y aumenta la masa muscular. En las mujeres adultas mayores, el fortalecimiento de la zona abdominal, de su musculatura interna, reduce los dolores lumbares.
Un último signo importante a destacar de Pilates es que fomenta las relaciones sociales, algo significativo en personas ya mayores, que tienden a permanecer, en muchos casos, aisladas.
Es el caso del Pilates, un método que, además, cuenta con variadas virtudes para las personas que se encuentran en la tercera edad.
Hoy recabamos algunas de las más significativas y que evidencian la importancia de un envejecimiento activo.Para empezar, nos centraremos en uno enfocado sobre todo a las mujeres: el fortalecimiento y control del suelo pélvico.
Los ejercicios específicos resultan imprescindibles para prevenir problemas tan desagradables como la incontinencia urinaria. Unos músculos habitualmente olvidados que no conviene dejar de lado y que no siempre es fácil ejercitar, en especial porque requiere de concentración.Lo que queremos es fortalecer los músculos que se encuentran bajo el útero, la vejiga y el intestino. En el caso de los hombres, este tipo de movimientos pueden adaptarse y son beneficiosos para la disfunción eréctil.
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